¿Qué son los túneles de retracción?
En las cadenas de selección y embalaje de los productos y alimentos, cada unidad involucrada en el proceso tiene una gran importancia en el desarrollo de su función. El funcionamiento de cada una de ellas debe ser preciso y concreto. Además de ayudar a agilizar el procedimiento para minimizar la demora en la producción, empaquetado y entrega de los productos.
La razón por la que es imprescindible que el envasado sea tan meticuloso, es porque puede resultar determinante tanto en la conservación de los productos (cuando trabajamos en el sector de la alimentación), como en la protección y mantenimiento en condiciones óptimas de cualquier otro elemento que estemos distribuyendo.
Debemos tener en cuenta que, tras su producción y envasado, la mercancía pasará por procesos de transporte a su lugar de destino y posterior almacenaje. En ambos casos, es indispensable que el embalaje ejerza un buen trabajo como aislante del producto. El objetivo es protegerlo de las condiciones externas que le puedan resultar dañinas. También debe tener la resistencia suficiente para soportar posibles golpes que se puedan producir durante su transporte, así como para aguantar el peso de otros paquetes similares en caso de ser almacenado o distribuido comercialmente de forma apilada.
No debemos olvidar tampoco, que la maquinaria y los procesos de embalaje pueden variar. Estas variaciones serán según los tamaños y los pesos de la mercancía con la que trabajemos. Esta maquinaria debe responder y adaptarse adecuadamente a las necesidades del envasado, teniendo en cuenta los procedimientos posteriores a los que se verá sometido.
¿Cómo funcionan los túneles de retracción?
Los túneles de retracción son máquinas que suelen ir asociadas a otras unidades pertenecientes a la cadena de envoltura. Esas unidades dispensan el film necesario para realizar el envasado en dichos túneles de retracción. En el interior de la cámara de estos túneles se produce la circulación de aire caliente, lo cual hace que el film se encoja y se produzca la adaptación completa al contorno de la mercancía. Este proceso se conoce como retractilado.
Mediante esta técnica se consigue que el producto quede completamente aislado del medio externo. Así, evitamos que se pueda ver contaminado por otros agentes tanto en su transporte como en su distribución en los distintos comercios de destino. Por otra parte, también garantiza la conservación de las propiedades de los alimentos en caso de ser sometidos a técnicas de conservación (como puede ser la congelación). En los procesos de congelado, si los alimentos no se aíslan de forma adecuada, pueden perder algunas de sus propiedades alimenticias. Su textura y su sabor también se pueden ver afectados.
Como vimos en el artículo ¿Qué es una pesadora con discriminador?, el paso de los productos a lo largo de toda la cadena de producción se produce mediante cintas transportadoras, que pueden ser textiles o modulares. Estas últimas consisten en caminos formados a base de módulos individuales, moldeados de manera que quedan entrelazados formando una superficie que se pone en movimiento mediante una serie de mecanismos.
