- 17/05/2022
- direccion_am2fv2rx
- 0 Comments
- Noticias
Diferencias entre reciclado, reciclable y biodegradable
Cada vez es más frecuente encontrar en todos los envases que utilizamos un icono que nos informa de las propiedades de las que está hecho el mismo. Si nos fijamos en los productos que tenemos en casa, podremos encontrar indicaciones de si esos materiales son reciclados, reciclables o biodegradables. Pero, ¿sabemos la diferencia que existe entre ellas? Os hablaremos de en qué consisten, para resolver vuestras posibles dudas.
Envases reciclados
Cuando hablamos de productos o envases reciclados, nos referimos a que están elaborados con materiales que han sido utilizados anteriormente. Estos materiales han pasado por un proceso en el que han sido transformados para poder ser usados de nuevo. Por ejemplo, algunas botellas de bebidas que encontramos en el mercado son, parcialmente o en su totalidad, hechas con material reciclado.
Respecto a este término, no debemos confundirlo con la «reutilización». En el caso de reutilizar un envase, no trataríamos sus materiales para volverlos a utilizar, sino que haríamos uso del mismo tal como está para darle la misma u otra nueva función.
Envases reciclables
Si el producto que tenemos ante nosotros es reciclable, supondría que el material con el que está hecho no se ha usado en otro producto anteriormente, pero sí que puede pasar el proceso de transformación para ser utilizado de nuevo. Aunque en un primer momento podamos pensar que sí, no todos los materiales son aptos para pasar por el proceso de reciclaje y ser aprovechados nuevamente. Entre envases reciclables y no reciclables, lo ideal es decantarse siempre por los primeros. De esta manera les estaremos dando una segunda oportunidad, consumiendo de una forma más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Envases biodegradables
Como seguramente hayamos visto y leído, el problema de muchos envases es que están hechos con materiales que no se descomponen por sí mismos o que tardan largos períodos de tiempo en hacerlo. Con los envases biodegradables este problema no lo tendríamos, ya que tienen esa capacidad de descomposición.
Cuando se habla de materiales biodegradables, es porque tienen la capacidad de forma natural y a través de microorganismos, de descomponerse en formas más simples. De forma biológica se transforman y se modifican sus propiedades iniciales, cambiando a nivel químico y generando moléculas más simples, como puede ser el agua o el dióxido de carbono. Estas moléculas son compatibles con la vida, por lo que el entorno en el que se descompongan podrá usarlo en beneficio propio.
Los seres vivos, como animales, plantas, hongos y microorganismos (y sus derivados), son biodegradables.
El tiempo de degradación de dichos materiales dependerá de varios factores, como pueden ser el medio en el que se encuentre, la cantidad y el tipo de organismos degradadores o la complejidad del propio objeto.
Aunque veamos que los materiales no orgánicos también sufren un proceso de degradación, de manera mucho más lenta, por diversos procesos físicos o químicos, no hay una acción biológica en ellos. Esto supone que no puedan ser aprovechados por su entorno para adoptar sus nutrientes y propiedades, sino que causen un efecto adverso.
¿Hay sellos o certificados para los materiales biodegradables?
De manera oficial, no existen sellos o certificaciones. Estos se han creado de forma privada, de la mano de empresas y de entidades privadas de certificación. Algunas de estas entidades establecen esta certificación con distintas variantes, como son Marine, Soil o Water. Estas dependerán del medio adecuado para la biodegradación del producto.
También podemos encontrar plásticos biodegradables, como el Acido Poliláctico. Este se produce mediante recursos naturales, como pueden ser la caña de azúcar, la tapioca o el almidón de maíz. Aunque su reciclaje entraña una mayor dificultad, son completamente biodegradables.
¿En qué contenedor debemos desecharlos?
Podemos encontrar diferentes contenedores en los que depositar los distintos envases de los que hacemos uso. Es habitual que surjan dudas sobre cuál es el indicado para cada material. En el caso de los envases biodegradables, lo indicado sería desecharlos al contenedor de residuos orgánicos, que es el de color marrón.
En el caso de los plásticos biodegradables, al contrario de lo que podamos pensar, no debemos tirarlos al contenedor amarillo. Irían igualmente al contenedor marrón. Además de que es más adecuado que acaben en una planta de compostaje, el hecho de ser biodegradables reduce la calidad del plástico que obtendríamos al reciclarlos.
Compostaje y biodegradación, ¿en qué se diferencian?
Aunque nos puedan parecer lo mismo, estaríamos hablando de procesos distintos. Cuando se habla de compostaje, se está haciendo referencia a un proceso de degradación controlado. Este se realiza en unas determinadas instalaciones, adecuadas para tal fin, en las que se procesaría la materia orgánica para convertirla en un producto estable, no tóxico y fertilizante.
En el caso de la biodegradación, se trata de un proceso de degradación que ocurre de forma natural. Este dependerá de la naturaleza del material y de cómo influyan en él la acción microbiológica y las condiciones físico-químicas. De esta manera, volvería a integrarse en el medio ambiente, no generando un producto del que hacer uso, como en el caso del compostaje. El tiempo que se precise para la biodegradación dependerá de cada material.
Al contenedor de orgánicos
Como en el caso de los envases biodegradables, los envases compostables también deberán desecharse en el contenedor marrón. Es decir, en el contenedor para los residuos orgánicos. Es común la idea de que no importan en cuál de ellos se deseche, ya que su descomposición se producirá igualmente. Pero esto no es correcto. Como hemos señalado, para su compostaje es necesario que se destine a centros concretos, en los que se llevará a cabo el proceso controlado de degradación.