- 27/07/2022
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El envasado de los productos agrícolas
Cuando se trabaja con productos frescos es necesario su envasado, para que su conservación y transporte a los puntos de venta de los comercios a los que estén destinados resulten óptimos.
El tipo de embalaje que se utilice para cada uno de los alimentos dependerá de los tamaños y resistencia de estos. Algunas frutas y verduras son más pequeñas o resultan más delicadas por carecer de cáscara o tener una piel muy fina. Ante esto, será necesario disponer de un embalaje que ofrezca una mayor protección, tanto frente a golpes externos como al aplastamiento producido por las piezas del propio producto. Para evitarlo, en muchas ocasiones se presenta en una caja con separaciones adecuadas para cada una de las piezas, o en pequeños envases en los que se procura evitar la saturación de producto y su consecuente pérdida de calidad.
Algunos productos más resistentes, como las patatas o las cebollas, no requieren un aislamiento tan exhaustivo. Por ello es habitual que las encontremos en sacos de malla, en paquetes que suelen ir desde el kilo a los 5kg.
Requisitos que deben cumplir los embalajes de productos agrícolas
Hay ciertos requisitos que debe cumplir el envasado de los productos agrícolas para que conserven sus cualidades y su frescura. Estos requisitos son:
- El envasado debe ser resistente a las condiciones térmicas a las que sea sometido el producto. Esto abarcaría tanto el momento de la preparación del alimento como el del lugar en el que vaya a permanecer, posteriormente, para su venta.
- Es fundamental que el material con el que esté realizado no contenga productos químicos que se puedan transferir a los alimentos.
- El embalaje debe presentar una resistencia mecánica adecuada para proteger de forma eficaz los alimentos, tanto durante el proceso de transporte como durante su apilamiento en el punto de venta o almacenaje.
- Su forma, peso y tamaño deben amoldarse a las exigencias del mercado.
- A su vez, también es necesario que el envasado prevenga de las pérdidas por vertido.
Embalaje del producto
En primer lugar, es necesario que se realice la clasificación del producto. En algunas ocasiones se realiza, en un primer momento, en la misma explotación agrícola y, posteriormente, cuando llega al almacén. En el caso de no recibir una primera clasificación, siempre deberá pasar este proceso cuando llegue al almacén.
Como veíamos en nuestro artículo ¿Qué es una pesadora con discriminador?, en el almacén los productos pasan por las cintas transportadoras para ser revisados, agrupados y embalados según sus pesos, tamaños, etc.
El embalaje puede realizarse tanto de forma manual como de forma mecanizada.
Refrigeración de los alimentos
Mantener la cadena de frío resulta fundamental para conservar el sabor y las propiedades de los alimentos, así como para evitar que se estropeen.
En este aspecto, en los envases de menor tamaño, es más sencillo refrigerar adecuadamente y de forma más rápida los alimentos que haya en su interior. En el caso de los envasados más grandes, deberemos tener especial cuidado para ofrecerles la ventilación y temperatura óptimas. Así evitaremos que las piezas que se encuentren en el centro del envasado se vean afectadas por el calor.
El envasado de frutas y verduras
Estos alimentos frescos requieren ciertas consideraciones a tener en cuenta a la hora de ser envasados. Si pasamos por alto sus características especiales, con toda probabilidad el alimento no se conservará adecuadamente y perderá sus propiedades. De la misma manera, su presentación también se verá dañada.
Regular el oxígeno
Las frutas y verduras precisan un equilibrio entre el oxígeno y el dióxido de carbono que se genera por su propio metabolismo. Estas realizan un proceso similar al de la respiración, por lo que es necesario que haya un equilibrio de estos dos gases. Un envasado que ofrezca un buen aislamiento del aroma y del vapor de agua permitirá que el producto no se deteriore o se seque.
De la misma manera, es fundamental evitar que se estanquen los líquidos o que se pueda acumular vaho en el interior. Además de dañar la calidad del producto, también puede afectar a la imagen del mismo de cara al cliente, siendo contraproducente para la empresa.
Volúmenes distintos
Al tratarse de productos naturales, como bien sabremos, cada uno de ellos puede tener una forma, color o tamaño distinto. Un ejemplo podrían ser alimentos como el brócoli o la lechuga. Esta característica hace totalmente necesario un tipo de envasado que se adapte adecuadamente a las necesidades del producto. Una buena opción en estos casos es recurrir al film, que se adaptará sin problema al volumen de cada pieza.
El momento de consumirlo
Otro aspecto a tener en cuenta es el momento y la forma en la que se va a consumir el producto. Algunas verduras ya vienen preparadas, como pueden ser las acelgas troceadas, envasadas en flow pack. Su presentación responde a la idea de que sean abiertas, utilizadas y procesadas en la cocina. Pero también podemos encontrar frutas y verduras ya preparadas, pero con la intencionalidad de ser consumidas en el momento. Un ejemplo de esto son los paquetes de ensaladas ya dispuestas para su consumo o de fruta troceada, de los que se hace uso frecuentemente para ingerir en el trabajo u otros momentos fuera de casa.
Sometidos a calor
Por último, es necesario señalar aquellos productos que van a ser cocinados en su propio envase. Muchos, como las patatas de guarnición o la coliflor, vienen en envases en los que pueden ser cocinados en electrodomésticos como el microondas. También encontramos otros en los que, para su preparación, han de rellenarse con agua caliente. En estos casos, es imprescindible que el envasado soporte correctamente las altas temperaturas y no se produzcan daños o alteraciones en el producto.